jueves, marzo 02, 2006

El Hombre, la noche y el sueño



El hombre se acuesta tarde. No sabe si es una manera de combatir el insomnio, pero hace años que dejo de tomarlas. Da vueltas en la cama. Se tapa y se destapa enredándose entre las sabanas y el viejo edredón. Prende la televisión, comienza un riguroso zapping. Cuatro, policial del ochenta. Cinco, señal de ajuste. Diez, pastores brasileros. Doce, más pastores brasileros. En menos de quince segundos la apaga. Maldice por lo bajo. Piensa en contratar el servicio de cable, el mes que halla promociones, así las noches serán mas cortas. Comienza a tocarse, pero desiste al instante por encontrarse demasiado cansado para esas cosas. Prende la luz. Enciende un cigarro. Se levanta y da un paseo por la casa. Hace frió y no lleva mas que unos calzoncillos gastados. Empieza a toser y vuelve rápidamente a la cama. Prende nuevamente la televisión, ya no están los pastores. Son las cuatro de la mañana. Nada parece que pueda cambiar el desenlace final de esa noche, como de tantas otras. El hombre ya esta acostumbrado a pasar largas noches en vigilia, para levantarse, sin haber pegado un ojo, e irse a trabajar. Se levanta de la cama, esta ves mas abrigado. Dispuesto a tomar una ducha que lo ayude en la eterna espera, antes del resplandor. Debía estar en la tienda a las siete de la mañana. Un capricho del hombre abrir a esas horas, cuando nadie se aparecía hasta pasadas las diez. Parecía que a nadie le interesaba ya comprar corbatas italianas, esto el hombre no podía comprenderlo aun. Cansado, mueve su flaco cuerpo hacia el cuarto de baño. Se quita la ropa, hasta quedar totalmente desnudo. Siente un aviso de su cuerpo, lo escucha. Se decide a movilizar sus intestinos, se sienta, caga, tiembla de frío. Levanta la vista y se ve su reflejo en el espejo. No ve nada nuevo, su rostro, flaco, ojeroso, la cabeza casi pelada y su torso completamente desnudo. Recuerda como ha ido perdiendo el pelo de su cabellera y le resulta extrañamente gracioso. El olor a mierda comienza a inundar la habitación. El hombre encuentra su lugar, lo que tanto había deseado. Sentado en el inodoro, desnudo, con la mierda omnipresente, duerme, duerme como no lo hacia desde niño. Duerme y sueña con hermosos parques y jardines encantados, habitados por unicornios y mariposas gigantes. La vida es bella, es feliz, solo duerme, solo sueña…

Ese día nadie se pregunto porque no abría la tienda.

5 comentarios:

Nikolai dijo...

me llegó al alma el relato.
pero yo en lugar de ir a cagar, me duermo frente a la computadora :S

-*-

La relación "Blur-Eels" fué la que me vendieron a mi.
Lo mas triste es que poco tienen de parecido, si.
Lo mas triste es que me lo dijo un "músico" "conocido" medianamente.

...hay cada uno... mi dior!

salutes!

Federico dijo...

Pensé que era otra cosa pero al final no.
Bonito. Aunque no se si cabe tal adjetivo.

Ah, yo si creo que conosco ese carro de harmburguesas que mencionaste por ahí.
¿Con palmitos y todo?

Si es ese, es efectivamente tremendo.

Don Nadie dijo...

Buen blog, gracias por el linkeo.

saludos.

Patricia Turnes dijo...

Leí tu perfil y veo que te gusta buena música, buenas pelis. Si te gusta Wes Anderson deberías ver I HEART HUCKABEES, que comento muy mal en mi blog. En esta peli aparece Jason Schwartzman, el protagonista de RUSHMORE pero como una versión crecida.
Te recomiendo también que leas a SALINGER. ¿Qué más puedo recomendarte?
No sé, por lo pronto lo que leí me gustó (quisiera ver al personaje interactuar con otros, ahí quizá cobaría fuerza)
Me encantó la frase bien Nick Hornby ("Alta fidelidad", "31 canciones") con la que encabezás tu blog. Capaz que es de él y todo.
Te agrego a mis favoritos.

le mutante dijo...

encontrarse con los desechos de si mismo, hacerse cargo para dormir en paz.